LUGARES HERMOSOS DEL ECUADOR REGIÓN COSTA

LUGARES TURÍSTICOS
 DEL 
ECUADOR


En el litoral ecuatoriano se encuentran los lugares turísticos más visitados entre ellos tenemos: Esmeraldas, Manabí, Guayas, Los Ríos y El Oro.  De norte a sur presenta hermosas playas que ofrecen descanso y diversión, y cuentan con una importante infraestructura hotelera.

Esta región se caracteriza por un clima cálido y seco al sur, y tropical húmedo al norte. Varios Parques Nacionales son los que forman parte de esta región, entre los cuales destacamos el Parque Nacional Machalilla y Manglares-Churute, los cuales ofrecen la posibilidad de realizar ecoturismo. En Guayaquil, el puerto principal, se encuentra el aeropuerto internacional José Joaquín Olmedo.

La llamada Costa Azul ecuatoriana ofrece hermosos balnearios con extraordinarias playas, límpidas arenas y brillante sol, que permiten al turista gozar de un clima agradable, de deportes acuáticos, de incomparable pesca y de toda clase de entretenimientos en confortables hoteles.



 
Los balnearios del Ecuador brindan todas las comodidades de vivienda y turismo. Salinas, Ayangue, Puerto López, Súa, Manta, Bahía de Caráquez, Esmeraldas, Playas, entre otros, son de gran seguridad.

A continuación iré describiendo alguno de los lugares más visitados:

ESMERALDAS


Encontramos una serie de lugares como:


MOMPICHE


Una extensa franja de bosque tropical marca una tranquila playa de pescadores al sur de la provincia de Esmeraldas. Durante años Mompiche permaneció oculta a los viajeros, pero sus olas de hasta tres metros de alto no han pasado desapercibidas para expertos grupos de surfistas.
Todas las mañanas la orilla recibe las lanchas de pescadores; el verde azulado del mar guarda para ellos pampinilla, pargo, camarón y otras especies marinas que son pescadas a cuatro millas de la playa, desde las tres de la mañana. Este puerto improvisado, al final del muelle, se llena de gaviotas al momento del desembarque, mujeres del pueblo empujan los botes desde la orilla a cambio de una o dos libras de pescado.
Pasadas las doce del día, las coloridas tablas de surf flotan sobre las olas. Los surfistas aprovechan sobre todo los meses de junio a octubre navegarlas. Junto a las playas de Montañita y de Canoa, Mompiche es parte del circuito ecuatoriano de surf, la consistencia de sus vientos y mareas atrae a deportistas de todo el mundo.
La blanca arena que cubre los seis kilómetros de playa se deja transitar hacia el sur hasta la punta de Mompiche, un acantilado cubierto de arbustos y hogar de pequeños crustáceos.
Escondida detrás del estero, una playa de arenas negras permanece casi siempre solitaria: Playa Negra. Este sitio ha sido denominado por los pobladores de Mompiche como playa nudista porque los visitantes tienen la libertad de cubrirse desnudos con arena y aprovechar las cualidades curativas que se le atribuyen.

CUBE, LA LAGUNA DE LOS 
CAIMANES DE ANTEOJOS

 

A 45 minutos de la vía principal de Quinindé, en la provincia de Esmeraldas, un sendero de madera desciende entre los árboles hasta el espejo de agua verde llamado laguna de Cube; aves y monos aulladores conviven con los silenciosos caimanes de anteojos que habitan este humedal de la Costa ecuatoriana.
Desde un pequeño muelle se respira la tranquilidad de un espacio verde donde la inmensa laguna de 21,6 hectáreas reposa tranquila. En verano, niños y jóvenes del sector aprovechan la ausencia de lluvia y la convierten en una piscina natural, se zambullen en agua y juegan a ser peces encantados.
El humedal tiene su origen de aguas subterráneas y en temporada de lluvia se alimenta de pequeños senderos que descienden de las montañas. La agricultura y la ganadería de la zona ha desterrado gran parte de la vegetación nativa; sin embargo, no ha afectado a la conservación de la laguna que es administrada por la fundación comunitaria Caimanes de Anteojos.
De acuerdo a la convención Ramsar, Cube es un humedal de importancia internacional ya que cuenta con un certificado otorgado por WorldWetland Network en reconocimiento a la mejor práctica en restauración de los humedales en su región.
La zona cuenta con servicio de hospedaje y alimentación, pasar la noche cerca de la laguna da la oportunidad de recorrerla bajo la oscuridad en una pequeña canoa de madera. A esta hora los caimanes de anteojos se despiertan cerca de los pantanos, se puede observar sus 3,5 metros de cuerpo y su cabeza plana y redondeada.


SANTA LUCÍA DE LAS PEÑAS



Santa Lucía de Las Peñas es una amplia playa limitada por acantilados con vegetación de bosque seco y una pared de mangle rojo que rodea la desembocadura del Estero Roto.
Al final de su extensa superficie, el mar cubre unas cuevas encalladas en el acantilado. Se encuentra a 286 kilómetros de Quito, en la costa de la provincia de Esmeraldas y muy cerca de la frontera con Colombia.
Sus 2,5 kilómetros de playa están cubiertos por trozos de conchas y pequeñas rocas, que son recogidas por las pobladoras para usarlas en la fabricación de collares, aretes, pulseras y otras artesanías. En largas caminatas, se puede recorrer hasta 24 kilómetros de playa virgen.
La comunidad es pequeña y se dedica en su mayoría a la pesca y al recibimiento turístico. Desde su orilla, el viajero puede zarpar en pequeñas lanchas mar adentro para observar a las ballenas jorobadas que vistan las costas ecuatorianas entre los meses de julio y octubre, una migración que inicia en el sur del continente y culmina en Ecuador.
Alrededor de 30 pescadores cumplen con la tarea de pescar artesanalmente en lanchas pequeñas y proveer de mariscos y pescados a los restaurantes que ofrecen gran diversidad de platos marineros. Muchos visitantes emprenden un viaje al mar en compañía de los experimentados pescados, esta oportunidad de realizar pesca vivencial se organiza fácilmente en las agencias turísticas locales.
A 10 minutos hacia el sur de Las Peñas es posible recorrer la reserva ecológica Majagual, compuesta por los altos árboles de mangle rojo que complementa la visita a esta playa. Pero si se busca un poco más de aventura y caminata en medio del bosque húmedo tropical Las Siete cascadas a una hora del sector son el lugar indicado.

 LA RESERVA ECOLÓGICA MANGLARES 
CAYAPAS MATAJE

 
Un sendero entre mangles rojos que simulan ser gigantes
La Reserva Ecológica Manglares Cayapas Mataje es un área protegida de 47 321hectáreas de bosques húmedos tropicales y manglar. Ubicada al norte de la provincia de Esmeraldas es el hábitat de mangles rojos de hasta 45 metros de altura, sus raíces se entrelazan sobre pantanos, lagunas y playas dando vida a un ecosistema rico en diversidad de crustáceos y aves.
La avifauna del área es poco conocida, los últimos registros reportan 173 especies de aves en toda la reserva. Esta es una de las razones por la que fue declarada sitio Ramsar, mención que reconoce a los Humedales de Importancia Internacional especialmente como hábitats de aves acuáticas.
Pescadores y pobladores de las 26 comunidades afro-ecuatorianas que habitan la zonarecolectan de forma artesanal especies asociadas al manglar. Moluscos y crustáceos como la concha, el ostión, el piacuil, el cangrejo azul y el camarón son una muestra de la diversidad biológica.
Un sendero tablado recorre una parte de un bosque de gigantes verdes cuyas raíces se asemejan a piernas listas para caminar. De las ramas de estos árboles cuelgan musgos grisáceos que pueden ser los pies peludos de enormes árboles caminantes. Alrededor del sendero Manglares Majaguales posible caminar entre las raíces de los mangles en un terreno pantanoso y recorrer el río Majagual en pequeñas canoas de madera o kayak.
El viaje no concluye en el manglar, es posible recorrer diversos accidentes geográficos de formación natural como las playas Bendita, Canchimalero, Majagual, La Barca y las islas de los Pájaros del Pampanal y de la Tola son lugares únicos para visitar.


ESTERO DEL PLÁTANO, 
 LA PLAYA DE LAS BALLENAS Y EL CORAL



Al sur de la provincia de Esmeraldas reposan aguas azules verdosas que sirven de hogar de cientos de especies de animales y plantas. La playa estero del Plátano es un rincón escondido entre un bosque seco, donde tradicionales casas de madera y caña dan techo a un pueblo de pescadores.
Estero de Plátano es parte de la Reserva Marina Galera San Francisco, corredor costero megadiversoque alberga organismos aún no estudiados: cinco especies de tortugas marinas y al menos veinte especies de mamíferos, como las ballenas jorobadas y piloto, los delfines manchados y cachalotes y el tiburón ballena.
Sus 500 metros de playa forman una piscina natural que debajo guarda, adentrándose en el mar, dos especies de corales negros en extinción Antipathespanamensis y A. Galapagensis. Al bajar la marea jaibas, cangrejos, erizos, pepinos y otros invertebrados marinos se pasean por las rocas en completa calma.
Durante los meses de junio a septiembre grupos de ballenas jorobadas danzan a lo largo de la costa, vienen desde el sur del continente para aparearse. Este atractivo natural puede ser observado desde la orilla de la playa estero del Plátano, sin necesidad de abordar una lancha para ir a su búsqueda.
Cada tarde los pescadores se reúnen bajo el sol con sus familias y amigos a preparar la carnada para la pesca del siguiente día, la que les abastece de peces de valor comercial como el pargo, el jurel y la corvina. Estero del Plátano es un punto ideal para convivir con la cotidianidad de sus amables habitantes y disfrutar del ecoturismo.

EL BOSQUE PROTECTOR SIETE CASCADAS


Cascadas testigos del pasado y la diversidad de un bosque húmedo tropical
El Bosque Protector Siete Cascadas está ubicado en la provincia de Esmeraldas en el límite con Imbabura y Carchi. Posee 207 hectáreas divididas por áreas de bosque nublado y lluvioso atravesado por los ríos Chuchuví y Mira. Estas cuencas se convierten en caídas de agua cristalina que forman piscinas naturales, espacios para refrescarse del clima tropical de la zona.
La extensa frontera agrícola y los cultivos de palma africana que acompañan la vía San Lorenzo - Ibarra no contrastan con la exuberante fauna de este bosque. Un pequeño sendero lodoso permite descender entre los árboles y admirar de cerca las características de este ecosistema donde los niveles de temperatura, luz y lluvia permanecen constantes durante todo el año.
A pocos minutos de recorrer el sendero, la primera cascada se hace presente. Esta caída se denomina las Dos Cuevas y posee árboles de hasta 30 metros de alto que la protegen del sol y acompañan un pequeño tramo del recorrido de sus aguas hasta el río Mira y luego al océano Pacífico. Después de una exigente caminata se observa cómo el agua golpea estrepitosamente contra una pared de piedra de cuatro metros, se trata de la cascada la Tunda.
La exploración de este bosque dura hasta cuatro horas, las cascadas son los destinos finales y lugares de descanso. Para encontrarlas es necesario atravesar restos de túneles que antes daban paso al tren. Rieles y puentes son la evidencia del pasado de vagones que recorrían parte de lo que fue la vía férrea San Lorenzo – Ibarra.
En esta zona, protegida voluntariamente por sus propietarios, es posible escuchar los sonidos de la riqueza que vive en los bosques tropicales y sentirse parte de ella.
Continuar con este viaje por los atractivos de la región norte de Esmeraldas es posible en la Reserva Ecológica Manglares Cayapas Mataje y en la tranquilidad de la playa de Las Peñas.


 ATACAMES


El recorrido inicia de norte a sur en Tonsupa donde el suave oleaje es ideal para nadar. A lo largo del malecón se alquilan sillas y parasoles ubicados cerca de carritos que venden de ceviche de concha, camarón y cangrejo. Un estero separa a esta playa de las orillas de Atacames ubicada a diez minutos de distancia.
La extensa playa de Atacames posee una amplia oferta hotelera y actividad nocturna a lo largo de su malecón. Pequeñas covachas ubicadas en la arena se convierten en bares. En fechas especiales, los artistas afros deleitan con el ritmo de la marimba y sus danzas.
A veinte minutos sobre las aguas verdosas de la pequeña playa de Súa, pequeñas lanchas de pescadores se abastasen de pescado. Caminar sobre la arena desde el Peñón del Suicida hasta un acantilado de rocas cubierto de vegetación relaja los sentidos. Es posible observar pelícanos, piquero de patas azules y fragatas debido a la cercanía a la Isla de los Pájaros.
Same es un sitio de descanso, a veinte minutos de Súa, sus altas palmeras de coco dan sombra a su fina arena. Al final de la playa las olas golpean en los muros de un pequeño muelle desde donde es posible mirar al mar y al cielo sin ninguna distracción más que la unión de esos dos azules.


VALLE HERMOSO


Valle Hermoso es una pequeña parroquia al noroeste de la ciudad de Santo Domingo con una extensión de 700 kilómetros cuadrados. Su clima cálido húmedo, a 28°C estables durante el año, es ideal para la siembra y cosecha de cacao, la actividad económica más importante para la población.
En la finca agroecológica Mishilickse realizan recorridos a través del proceso de elaboración de chocolate y sus derivados. Este camino comienza en las plantaciones con una exposición acerca del proceso de siembra y cosecha. A continuación, se recogen los granos para llevarlos a un invernadero, en donde inicia la fermentación y el secado.
Después de escoger el grano, se procede a la tuesta y el molido hasta que se convierte en pasta. Así se alcanza la etapa de refinación que finaliza con el chocolate empacado. Esta visita guiada dura dos horas y recorre las distintas etapas sin dejar atrás el aroma del cacao en semilla. Los visitantes finalizar el recorrido con una taza de chocolate en leche o un té de cacao.
En Mishilick se dictan cursos de capacitación dirigidos a pequeños agricultores con el fin de consensuar el cultivo de cacao y mejorar la calidad del producto. Estos cursos de dos días incentivan no solo la plantación sino también la elaboración de chocolate artesanal para que los agricultores no sean únicamente proveedores de materia prima.
En esta finca de doce hectáreas, las prácticas orgánicas rigen el funcionamiento de sus huertos, del ordeño y el cuidado de animales de granja y, de forma esencial, del cacao.

BOSQUE PROTECTOR LA PERLA
 



Sus tres senderos se pierden entre árboles centenarios de laurel y ceibos bien asidos al suelo por sus raíces tablares. Recorrer el bosque puede tomar entre dos horas y nueve horas. Las historias más dramáticas del bosque se cuentan en la base de los matapalos; árboles que empezaron a crecer en lo alto del ramaje y bajaron guiados por los troncos de sus huéspedes a los que estrangulan hasta llegar al suelo para poder echar raíces.
Hasta La Perla acuden estudiantes de colegios y universidades en visitas didácticas que recorren el jardín forestal. Las experiencias sensoriales entre las lianas y epífitas del bosque tropical buscan despertar la sensibilidad por la naturaleza. En esta reserva de 250 hectáreas de bosque también se conducen estudios científicos que procuran encontrar especies de fauna y flora raras o amenazadas.
La travesía guiada tiene un valor de USD 4,00 para adultos y USD 7,00 para visitantes extranjeros. El bosque protector ofrece áreas para acampar con un costo individual de USD 10,00 por noche. La Perla es un destino importante para el aventurismo. Con 260 especies de aves, en este lugar se pueden observar fácilmente varias clases de tucanes, loros, guacamayo y pavas. También seduce el croar de las ranitas venenosas que son activas durante el día entre la hojarasca.


CASCADAS DE ALLURIQUÍN

 



Con casco, chaleco, arnés y una soga, el descenso por una cascada da paso a la natación en un río caudaloso y la caminata entre orillas. Esta sensación es posible al adentrarse entre las piedras y la vegetación que ocultan a las Nueve Cascadas del Diablo en la parroquia San José de Alluriquín.
La primera cascada se encuentra muy cerca de la antigua carretera que unía Santo Domingo con la Sierra. A pocos metros, una elevación de tierra marca el inicio de la travesía. Por medio de cuerdas y trozos de madera se asciende hacia las figuras que el agua del río Blanco crea al caer sobre las rocas.
El recorrido requiere una hora de caminata y para llegar a la última cascada el guía ata la cuerda a una piedra por la que se debe subir para vencer a la fuerza del agua que cae. Al cruzar este pequeño tramo, los 70 metros de la cascada de El Ángel asoman entre la profusa vegetación subtropical.
Los novatos en esta actividad deben descender de espaldas con el cuerpo hacia atrás caminando con los pies sobre la roca. Los más experimentados bajan de frente colocando las dos cuerdas sobre sus hombros. El agua cae sobre el cuerpo y el corazón se tranquiliza al llegar al final de la cascada y hundirse en las aguas cristalinas.



 CULTURA TSÁCHILA



 Hombres de cabello pintado de carmín y mujeres vestidas con coloridas faldas pertenecen a los tsáchilas, grupo étnico ubicado al occidente del Ecuador, en la provincia de Santo Domingo. Son conocidos como una tribu pacifica que durante años vivió de la caza, la pesca, la recolección y la horticultura. Actualmente habitan en Ecuador cerca de 3 000 representantes de esta etnia distribuidos en ocho comunidades.
A pesar de que el paso de los años ha modificado muchas de sus costumbres y tradiciones, es posible descubrir y vivir la riqueza cultural de los tsáchilas gracias a proyectos de turismo comunitario. En Chigüilpe, comuna ubicada en el kilómetro 7 de la vía a Quevedo, desde hace tres años funciona Tolón Pelé. Se trata de una iniciativa que busca rescatar y difundir la identidad tsáchila.
Al llegar a Tolón Pelé es posible observar la continuidad de los símbolos ancestrales de la comunidad en su vestimenta y entender el significado de cada uno de ellos. Encima de su cabeza, los hombres colocan un pedazo de algodón en forma de círculo llamado mishillick como señal de pureza, las líneas negras en el cuerpo de hombres y mujeres alejan a las malas energías y representan a la serpiente equis. Las mujeres, una falda multicolor que simboliza al arcoíris.
En edificaciones de guadua y pambil en medio de un bosque húmedo tropical, se ofrece hospedaje y alimentación para los visitantes. Se han creado dos circuitos de aprendizaje: el ecológico y el cultural. Los recorridos acompañados por guías de nativos tienen como finalidad la comprensión de su cosmovisión y su relación con la naturaleza.
El circuito inicia en una pequeña choza donde él pone realiza rituales energéticos utilizando rocas, garras de animales, plantas medicinales y otros objetos sagrados. Continúa entre historias y demostraciones de las actividades cotidianas de los tsáchilas como el uso del trapiche, la preparación de alimentos y la construcción de trampas usadas para la caza.

 LOS BOSQUES SECOS
 DE CERRO BLANCO



En el kilómetro 16 de la vía que sale desde Guayaquil hacia la costa está el bosque protector Cerro Blanco. Esta reserva cubre 6 078 hectáreas de las montañas más septentrionales de la cordillera de Chongón Colonche y protege los pocos remanentes de bosques secos que quedan cerca de Guayaquil y las cumbres de esos cerros que se cubren de bosques húmedos.
Cerro Blanco alberga una riqueza biológica muy importante y también es el destino elegido por científicos y estudios de la ecología tropical. Varios senderos con diferente tiempo de recorrido atraviesan estos bosques que en época seca (junio-diciembre) son amarillentos y reverdecen con las lluvias de enero a mayo.
Este bosque también es un destino importante de aventurismo, entre sus 219 especies de aves se encuentran nueve amenazadas globalmente como el Papagayo de Guayaquil (ave emblema de esa ciudad) y 24 endémicas de los bosques secos. En la riqueza de mamíferos destacan los monos aulladores y un jaguar que deambula revelando la importancia Cerro Blanco
La riqueza de plantas también es alta y los árboles del bosque brindan sus semillas para desarrollar un vivero de plantas con la finalidad de repoblar Guayaquil y sus jardines con la flora autóctona.
La visita tiene un costo de USD 4,00 para adultos. El servicio de guía cuesta entre USD 10 y 15 dependiendo del sendero. También hay cabañas con un costo de USD 12 por persona y área de acampada con duchas, baños y parrillas. Después de Cerro Blanco.

 MALECÓN SIMÓN BOLÍVAR



La orilla del río Guayas, en el centro de la agitada ciudad de Guayaquil, está adornada por el Malecón Simón Bolívar. Esta obra arquitectónica de dos y medio kilómetros es el emblema más importante de la ciudad moderna y el espacio público recreativo preferido por guayaquileños y visitantes.
La historia de Guayaquil tiene al río como su eterna referencia, a sus orillas sucedieron los hechos más importantes de la historia de la ciudad y desde aquí se expande el crecimiento pujante. Desde 1999, el Malecón Simón Bolívar (o Malecón 2000) fue reabierto a la comunidad como patrimonio regenerado, seguro y atractivo para la gente y promotor de actividades comerciales en una nueva manera de vivir el espacio público.
El malecón conjuga elementos modernos con un diseño sobrio y herencias del pasado, como la torre del reloj. En el sur del malecón está el Palacio de Cristal, antiguo mercado consolidado como patrimonio de la ciudad desde 1907. Extensos corredores bajo la sombra de árboles altos conducen a los transeúntes a espacios de encuentro: patios de comida y un teatro con proyección de películas IMAX.
La exuberante vegetación guayaquileña es mantenida prodigiosamente en espacios amplios que se interrumpen por piletas de agua. El malecón tiene juegos infantiles y zonas para hacer ejercicio. Durante el recorrido la vista se distrae con elementos contemporáneos en techos, escaleras y monumentos como el pabellón de los donantes.
Junto al Malecón Simón Bolívar está el cerro de Santa Ana y sus escalinatas coloridas, el barrio Las Peñas y, al frente, se pueden ver los manglares de la isla Santay.


 LOS AMANTES QUE DESCUBREN EL PASADO

En 1972 más de 200 cuerpos enterrados fueron encontrados a 1 Km del cantón Santa Elena, en la Península. Actualmente en el lugar donde se realizó la excavación funciona un museo donde se exponen tres de estas tumbas.
El abrazo de dos esqueletos pertenecientes a la cultura Las Vegas representa uno de los hallazgos arqueológicos más importantes en Ecuador. El cuerpo de una joven descansa entre los brazos de un muchacho, él tiene su mano sobre la cintura de ella, y su pierna derecha rodea su cadera. Son esqueletos que se han conservado en esa posición durante casi 8000 años. Al observarlos, el espectador siente que el miedo a la muerte puede ser superado por el amor cuando traspasa el tiempo. Ellos son Los Amantes de Sumpa.
Al igual que otras osamentas y objetos que se exhiben y estudian en este museo in situ, los amantes pertenecen al asentamiento pre cerámico más antiguo del territorio ecuatoriano: Las Vegas, cultura de 8.500 a.C. Esta civilización conoció la piedra, la madera y vivieron de la caza y la horticultura, convirtiéndose en una tribu sedentaria.
Sus muertos eran enterrados muy cerca e incluso debajo de sus viviendas. Sobre las articulaciones mayores de los cadáveres colocaban piedras de gran tamaño para evitar que el alma escapase del cuerpo, y los enterraban junto a sus objetos más preciados, conchas, huesos de animales, caracoles, para que pudieran usarlos en la otra vida.
Además de este cementerio prehispánico, el más grande en Latinoamérica de aquella época, el museo consta de una casa rústica, una muestra explicativa de cómo se realizaba la navegación y una sala etnográfica con piezas de las principales culturas precolombinas costeñas: Valdivia, Guangala, y Manteño-Hualcavilca.




















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